sábado, 19 de noviembre de 2011

Os echo de menos

Mi cabecita no deja de pensar en mis niñas, se que han sido pocas, que tienen que venir muchas más, porque aunque vaya a medía marcha seguiré siendo casa de acogida, haremos poquitas pero bien echas, como digo yo.

Echo de menos oír 8 patas correteando por mi piso, estoy segura que mi vecina esta totalmente en desacuerdo conmigo y que ahora en estos momentos esta feliz y disfrutando de la tranquilidad de que solo haya 4 correteando por encima de sus cabezas, las patas de Ira no cuentan es tan sutil cuando camina que ni se percibe.

Echo de menos las carreras para que no se hagan pipí en casa cuando veo que van a hacer de las suyas, echo de menos sus mimos, sus gestos de agradecimiento, sus avances, su complicidad, su amor incondicional, sus ganas de vivir, su alegría por tener una segunda oportunidad, sus juegos con Zar, mis despertares con dos perros encima de la cama llenandome de besos y golpeándome con su hocico suave y con cariño.

Echo de menos volverme loca para que aprendan a entrar en el ascensor, ojo que es muy pequeño y hay que hacer un tetris perfecto, en eso como en muchas cosas, Zar es un maestro ejemplar. Echo tantas cosas de menos, es difícil explicar lo que se siente cuando ayudas por amor, sin pedir nada a cambio, porque las casas de acogida son eso, amor incondicional sin limites, sacrificas tantas cosas, pero no importa lo que se consigue es tan inmenso y te llena tanto el corazón, que nada de lo que haces importa,  es tan difícil escribir lo que sientes, pero se que los que hacen o han hecho de casa de acogida saben a que me refiero, las horas sin dormir se olvidan por ver su carita feliz, tus peleas con la toma de pastillas se reduce a risas cuando recuerdas que una de ellas te mordisqueaba los dedos si no ibas con cuidado, las curas se reducen a recuerdos de amor entre las dos, y las trastadas, buffff, las trastadas te hacen sonreír sin hablar con nadie, solo recordándolas, cuando ves algo que les gustaba o cuando miras ese sofá que ya no es sofá, te ríes sin querer y piensas, a la mierda es un objeto, el nunca me dará todos los momentos que mis pequeñas me han dado, no soy millonaria, no me sobra el dinero, pero que importa si ellos son felices, que importa que te mordisqueen alguna que otra sandalia, con dinero no puedo comprar lo que me hacen sentir, con dinero no se puede comprar el cariño que te dan y las alegrías que te ofrecen,  con dinero solo puedo comprar objetos inertes que no satisfacen mis inquietudes, que no me hacen sonreír ni sentirme llena de vida cuando veo una carita llena de felicidad y amor.

Estas son mis niñas, mis soles, han sido junto con Zar, Ira y Drac mi combustible, las que han conseguido que me levantará todos los días, las que me han empujado a seguir tirando del carro, las que no han dejado que me sumiera en la tristeza y en la pena por mi misma por una enfermedad, las que han luchado sin decirlo para que yo también fuera feliz, gracias mis niñas y SEGUID SIENDO TAN FELICES.





2 comentarios:

  1. Hola Rocio! yo también he hecho unas cuantas acogidas pero mi problema es que luego soy incapaz de dejarlos marchar... me cuesta muchísimo! Ahora con 3 sólo puedo hacer miniacogidas, como la de Samar, una semana, la de Bruna, una semana... Un besote!

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  2. Me has emocionado mucho Rocio....sois la primera sonrisa amable que reciben después de una vida de sufrimiento y dolor y eso estoy segura de que jamás se les olvida..os admiro infinitamente...un abrazo

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