
Mi niña te echo tanto de menos, maldito cáncer, maldito sea que me arrebata de mis brazos lo que más he querido, no quise dejarte sola en ese momento, a pesar de que los veterinarios me lo propusieron, dejarte y que te llevaran a una fría sala, morir con gente desconocida, con lo que tu aborrecías los desconocidos y los veterinarios, duro acompañarte en ese momento, pero moriste en mis brazos, envuelta en tu mantita y con mis besos, ni una lágrima deje que empañara nuestro momento, nuestro adiós, para eso ya habría tiempo, pero tu debías irte feliz, en brazos de la que más te ha querido en este mundo, de la que daría años de su propia vida para volver a tenerte entre mis brazos, para poder jugar contigo y oírte maullar con ese miau tan característico, tu vela siempre seguirá encendida a tu lado, ningún otro podrá sustituirte jamás.
Te quiero mi niña, espero que allá donde estés puedas verme y escaparte un ratito y poder lamer mis heridas, yo seguiré soñando que estas aún aquí, que fue un mal sueño y que nada ni nadie te ha arrebatado de mis brazos.