Suri se fue a su casa de acogida, pero la tos de la perrera llamó a su puerta y el martes se vino a casa, seguía sin querer andar atada, seguía sin reaccionar ante los estímulos, pero conoció a Zar, cuanto le debo a mi niño, cuanto me ha ayudado con todos los que han pasado, con mucha paciencia y con deliciosos manjares conseguí que andará algo, eso si, si pisaba la acera o el asfalto se quedaba petrificada. Seguimos con la misma táctica pero ahora con la ayuda de Roke y sus nenas, aquí la cosa mejoro bastante y Suri ya se sentía mucho más segura y protegida (nuevamente gracias por echarme un cable ). Está misma mañana hemos paseado los tres ya sin miedos a la acera, sin miedo al asfalto, incluso en momentos puntuales adelantadose ella.
Después de paseo desayuno y reunión familiar, la pregunta del día era, ¿nos quedamos con la peque?
Ira es la que más pegas ha puesto, pero ha dado el visto bueno
Zar encantado de tener una compañera definitiva
y yo pues deseando poder tenerla en mis brazos para siempre, arroparla cuando tenga frío, darle la seguridad y el amor que tanto necesita y el que ella desprende por todos los poros de su piel.
Todas mis acogidas han sido especiales, con Nácar fue tremendamente duro decirle adiós, pero solo de pensar que Suri se irá se me parte el alma en dos, he sido egoísta lo se, pero a veces el corazón tiene razones que no se pueden explicar y está peque ha conseguido que mi yo interno debatiera más que nunca si se quedaba definitivamente y por mucho que la razón intentara buscar excusas mi corazón ha ganado la partida.
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